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Cuando el eco es silencio
Versículo: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.” — Salmos 46:10 (RVR1960)
Después de servir, cantar o ministrar, llega el silencio. No siempre hay aplausos, a veces solo el eco del cansancio. Pero en ese silencio Dios habla. Él no necesita el ruido del escenario para ministrarte; te encuentra en la calma.
Esta noche, en lugar de repasar errores o éxitos, escucha. El silencio puede ser el lenguaje de Dios cuando quiere renovar tus fuerzas y recordarte que su mirada sigue puesta en ti.
Oración: Padre, enséñame a escucharte aun cuando todo parece callar. Que el silencio no sea ausencia, sino tu abrazo invisible. Amén.







